La plomería y la instalación de tuberías son dos oficios estrechamente relacionados, pero distintos, dentro de las industrias de la construcción y el mantenimiento, cada uno con su propio enfoque y alcance de trabajo. La plomería es un campo integral que abarca todo el sistema de tuberías, desagües, accesorios, válvulas y grifería necesarios para la distribución de agua, el saneamiento y la calefacción en edificios residenciales, comerciales e industriales. Los plomeros son responsables de la instalación y el mantenimiento de los sistemas que suministran agua limpia a las estructuras y eliminan las aguas residuales, garantizando el cumplimiento de los códigos de salud y las normas de seguridad. Su trabajo va más allá de las tuberías e incluye grifería como lavabos, inodoros y calentadores de agua, lo que requiere conocimiento de los códigos de construcción, sistemas de presión y ventilación de aguas residuales.
El montaje de tuberías, en cambio, es una disciplina más especializada que se centra principalmente en el montaje, la instalación y el mantenimiento de sistemas de tuberías que transportan líquidos, gases y, ocasionalmente, sólidos en entornos industriales y comerciales. Los instaladores de tuberías suelen trabajar con sistemas de alta presión presentes en centrales eléctricas, plantas de fabricación y sistemas de climatización (HVAC) a gran escala, a menudo manipulando materiales más robustos y configuraciones más complejas que los sistemas de plomería residencial. Su experiencia reside en la interpretación de planos detallados, el trabajo con técnicas de unión especializadas para diferentes materiales de tubería y la comprensión de la dinámica de flujo de diversos medios bajo presión. Mientras que los fontaneros se centran en la creación de sistemas funcionales para edificios, los instaladores de tuberías se centran en la precisión de las uniones y la integridad de los sistemas para procesos industriales, a menudo trabajando con tuberías de mayor diámetro y materiales más peligrosos bajo especificaciones de ingeniería más estrictas. Ambas profesiones requieren aptitud mecánica, pero difieren significativamente en sus entornos de trabajo, especificaciones de materiales y complejidad de los sistemas.